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domingo, 11 de marzo de 2012

La lluvia que bañó la primera vez.

La lluvia cae sin cesar en una mañana oscura de otoño.
Observo las gotas pelear las unas contra las otras en el cristal de la ventana. Una ventana con marcos de madera blanca, algo sucia y desgastada por el tiempo. Que ha sido cómplice de dejar entrever al cielo, con cada una de las estrellas, el amor que ha llenado el espacio esa noche a la luz de la luna. Ese espacio lleno de energía que es la habitación en la que el amor, ha sucumbido a la pasión por primera vez.

Pongo en mi cuerpo la preciosa ropa interior de encaje negra y morada, y cubro mi piel con una camisa algo larga de color blanco.
Miro la lluvia de nuevo y pienso que ver y oír la lluvia caer, es una de las cosas más maravillosa que la naturaleza regala a nuestros ojos y oídos. Aunque claro, siempre hay algo más maravilloso que mirar. Así que giro sobre mí y dirijo la mirada al cuerpo desnudo que descansa tiernamente sobre la cama. Observo, con la poca luz que nos ofrece esa mañana oscura, que es un cuerpo precioso, hecho con dedicación, estructurando cada parte como si de una figura de barro se tratara. Delgado pero con curvas y de piel clara. Un cuerpo que carece de admiración profunda, pues la fina sabana que porta la cama lo envuelve con delicadeza.
Hay una pierna escondida y otra dejando ver su magnifica escultura.
La figura de un torso y el volumen de unos pechos perfectos se logra apreciar debajo de la sabana.
Y sonrío, sonrío cuando mi mirada capta a un hermoso rostro de perfil, descansando sobre una almohada.
Unos labios ligeramente finos, delineados y rosados. Una nariz algo larga pero perfectamente encajada en su sitio. Y unos ojos cuyos parpados tapan el magnifico color azul oscuro que tanto me atormenta.
Sus cabellos largos y rubios cayendo graciosamente sobre la almohada y sus hombros. Estos que me hipnotizan con su brillante y libre movimiento.
Quedo ensimismada admirando el cuerpo de una mujer que con una caricia, ha conseguido hacerme suya como nadie lo había hecho antes.

Por primera vez en mucho tiempo me siento bien conmigo misma estando tan cerca de alguien, me siento tranquila, a gusto, protegida, e incluso más completa.

Mi alma me permite sentir un destello de luz para asegurarme de que todo dentro de mí está bien. Que no existe la oscuridad de mi corazón junto a ella. Ella, que parece estar en perfecta sincronía con mi cuerpo y después de observar mis manos por unos segundos, siento que cuando mi alma me habla, su mirada se clava en mí de repente, haciendo que mi corazón juegue con sus propios latidos erráticamente.
Intento entender lo que su mirada inquisidora quiere decirme, durante unos segundos en los cuales no hay nada mejor en el mundo que hacernos el amor con la mirada, sonreír y respirar con desdén.
Entonces mi cuerpo por iniciativa propia vuelve a la cama, gritándole a mi mente que necesita sentir la piel de la mujer desnuda sobre la cama a la cual mi corazón responde como el único amor con el que quiere llenarse de felicidad eternamente.

Me penetra con sus ojos dotados por un precioso ahora azul más claro, y me desnuda poco a poco de nuevo mientras hace lo mismo con mi alma, observando mis oscuros, grandes y expresivos ojos marrones.
Besa mis labios con dedicación, mi corazón se detiene, separa ligeramente su rostro, inyecta su mirada en mis ojos, sonríe con dulzura y vuelve a besarme, provocando así que mi corazón despierte y pegue gritos de amor con sus latidos, y mi sangre vuelva a correr de nuevo por mis venas quemando mi piel por la pasión en la cual volvemos a envolvernos, demostrándonos, prometiéndonos que el 'Desde siempre y para siempre' con nuestro amor, sí funcionará.
Porque es la fuerza del universo la que lo empuja a ser eterno.

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