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martes, 31 de enero de 2012

Entrega en cuerpo y alma.

Fue escaso de importancia para el mundo el momento en el que agarró mi mano hace unos días, pero yo, no puedo olvidarlo desde entonces. No puedo olvidar que nuestras manos entraran en contacto durante unos segundos que se hicieron eternos en mi corazón. Así que casi no tengo el valor de imaginarme que sujetara mi mano una vez más, y que los segundos se hicieran horas, porque me hace delirar.

No creía que podría entregar mi alma poco a poco tan 'fácilmente'.
Que el acto de sus labios en los míos de calor a mi piel, me hace desear no ser tan fría.

Sé que hablar de hacer el amor, me ha dado siempre mucho respeto, pero aclamo que si tuviera que entregarme, creo que debería ser a ese ángel.

Sus alas sujetando mi cuerpo, arrastrándome a su cielo... haciéndome volar.

Me retuerzo de dolor cuando me besa y anuncia que dejaré de ser la misma.
En mi espalda crecen unas nuevas alas, nace un nuevo ángel...

La libertad jamás volverá a ser igual, pues ahora pertenezco a ese ángel al que me entregué sin piedad, por amor.

Enamorándonos...

Besa mi cuello y no mis labios.
Escucha los latidos de mi corazón.
Susurra en mi oído lo que solo tú sabes que me hace estremecer.
Pon una mano en mi pecho y siente como mi alma se entrega a ti en cada caricia.

No quiero más drama, solo tus labios jugando dulcemente con los míos.
Así que lloremos por última vez, y vamos a abrazarnos durante toda la noche, mientras así, le gritamos a la luna llena, lo mucho que nos queremos.

Convierte las rosas negras que nos envuelven en rosas rojas, y arrebata cada una de las espinas para que no haya más dolor.
Tu saliva curará las heridas de mis labios cuando me beses. Y cuando yo acaricie tu espalda, cicatrizaré tus cortes con las yemas de mis dedos.
Finalmente, cuando mi alma despierte del todo, el veneno del amor se esparcirá por mis venas, y tu corazón volverá a latir.

miércoles, 18 de enero de 2012

Correr lejos de Él, dejar que mi corazón hable con el de Ella.

Despertar junto a ella no es lo mismo que despertar junto a él, en absoluto.

Él tiene una piel dura. Unas manos ásperas con las cuales acaricia mi cuerpo y siento que corta mi piel poco a poco.
Siento que él pone todo el esfuerzo que quiere, hasta que acaba, ni siquiera se preocupa por mí. Y que cuando está dentro de mí, parece que mi corazón se descomponga y que con cada arremetida mi alma se perfore más y más.
Cuando él está sobre mí, lo único que quiero es que acabe de una vez y salga de la habitación.
No quiero que bese mis labios porque es demasiado descuidado con mis sentimientos.
Él dice 'Te quiero' cuando terminamos, pero sé que esas palabras se pierden en el aire y no llegan a mi corazón.

Todo es completamente diferente cuando ella está mezclando su aliento con el mio en un beso apasionado, lleno de amor y no de sexualidad.
Cuando coloca una mano sobre mi vientre desnudo y mi respiración se corta de repente. O cuando clava su mirada en la mía y tiemblo solo de pensar en que, con ésta acción, puede ver mi alma a través de mis ojos.
Ella besa mi cuello con ternura y me regala una sonrisa de confianza cuando siente que mi corazón se desboca.
Adoro que ella no termine hasta que no consiga que terminemos juntas, entre pequeños jadeos y nuestras respiraciones agitadas.
Ella me deja ahogar gritos de placer en su hombro cuando acaricia mis sentidos dulcemente.
Cuando el amor ha sucumbido a la pasión, ella se coloca justo a mi lado, tan cerca de mí que puedo escuchar sus latidos. Me besa de nuevo en los labios, y mientras nos perdemos en ese beso, ella derrama lágrimas de felicidad que acarician ligeramente mi rostro. Y solo... siento todo su amor sin necesidad de palabras.

Así que no me preguntes por qué estoy enamorada de ella y no de él, porque creo que es obvia la diferencia aunque no la quieras aceptar. Cuando estoy con él, solo quiero correr. Y cuando estoy con ella no quiero alejarme jamás de su vera para que nuestros corazones, hablen por siempre del AMOR.

jueves, 12 de enero de 2012

Escribir, solo por escribir.

Corazón, labios, ojos, pecho, sangre, rosas, oscuridad...
Fuente alimentaria de mi vida, de mi inspiración.

Sí, desearía que me recordaran como 'el patito feo', oscuro, especial, fuera de lo común...

Como la persona que en vez de hacer lo que debía, se dedicaba a escribir.
Como la persona que clavaba espinas de rosas en su piel.
Que bañaba sus escritos en sangre.
Que siempre hablaba del corazón.
Que se escondía en la oscuridad.
La persona que hacía de los ojos, los labios, y el pecho, las cosas más bonitas del cuerpo humano.

Besos que se mezclan con sangre.

Rosas que rompen corazones.

Ojos que acarician un pecho, en la oscuridad.

Amor... odio.
Palabras, sentimientos dominantes en mi vida.

Pero siempre, siempre hay algo más. Algo que sin querer, dejo en el olvido por unos instantes.
Las lágrimas...
Que envuelven mi vida como si de mi propia piel se tratara.
Haciendo que cada vez que rozan mi rostro, me provoque una confusión emocional increíble.

Corazón, labios, ojos, pecho, sangre, rosas, oscuridad, y... lágrimas.
Expresando mis ideas, dejando libre a mi imaginación.

miércoles, 11 de enero de 2012

El largo letargo.

La fuerza que envían sus latidos de corazón a mi pecho, es tan fuerte que casi me corta la respiración cuando beso sus labios.

Rosa helada que atraviesa mis sentidos, haciendo así, temblar mis sentimientos de tal manera, que la luna duda en si seguir reflejando luz propia.

Su sangre mezclada con la mía hierbe por haberse encontrado, y transforman nuestras vidas en una.

Ella se hace adicta a mí, como yo al sentimiento dramático.

Me besa y siento que cuando rompo con el beso, tiene un miedo irracional a perderme, pero la obligo a soltarme, pues "nada es para siempre".

Lloro, y siento que mi mundo vuelve a tambalearse con tanta facilidad... con la capacidad de conseguir que la debilidad acabe con él. Y lloro, lloro de nuevo...
Y la mayoría de las veces no sé ni por qué. Simplemente, los cristales rotos donde se reflejaba antes mi rostro, se clavan en mí, obligándome a derramar lágrimas. Lágrimas de confusión, de amor, de miedo, lágrimas al fin y al cabo, de vida.

Cuando veo su amor amenazado por mi terrorífico drama, me siento como una asesina desquiciada que no sabe cómo hacer para no matar el amor que por fin, alguien me entrega incondicionalmente.

El sabor de las lágrimas arropadas en mis labios, tienen un sabor amargo, como siempre, sabor a miedo. Miedo al propio dolor, y al dolor ajeno.

Parece que las estrellas aparecen y desaparecen tal y como lo hace mi vida.
Puedo llegar a ser tan brillante como una estrella, o enferma-mente insignificante como cuando mueren.

El dolor antiguo de pensar que mueres y nadie te echa de menos, es tan parecido como imaginar que mueres y con ello matas de dolor a otra persona, por tu perdida.

Así que haga lo que haga, siempre buscar alejarme del dolor... Sobretodo de provocar dolor a los demás, incluso muchas veces, evitar eso, por encima de mí.

El sentimiento dominará cada una de mis células, cuando éstas acaben muertas por el miedo.
Y tal vez, solo tal vez, sus labios rozando los míos, sea lo único que me despierte del largo letargo.

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